El transe perduró hasta el fin del festejo. Los meceros y músicos, antes enamorados de la pareja, acostumbraran se a ellos y deseaban fríamente que se fueran para que pudieran hacer lo mismo. Pero fue en vano. Ellos seguían bailando al mismo compás en que las mesas y sillas eran cargadas afuera. Continuaran sonriendo y mirándose sabiendo que deberían parar. Cuando el salón vació se por completo y restaban solamente ellos, cayeron al suelo contradiciendo todo el romance anterior. Y reían risas de puro regocijo, de pura alegría y gratificación. Reían hasta que sus abdominales les dolerán y fueran forzados a parar. Y, al final, entrelazaran los dedos de una mano izquierda con una derecha, y fueron juntos hasta la puerta de salida extrañando el caminar que no hacían había algún tiempo.
sábado, 8 de setembro de 2012
El vals
El transe perduró hasta el fin del festejo. Los meceros y músicos, antes enamorados de la pareja, acostumbraran se a ellos y deseaban fríamente que se fueran para que pudieran hacer lo mismo. Pero fue en vano. Ellos seguían bailando al mismo compás en que las mesas y sillas eran cargadas afuera. Continuaran sonriendo y mirándose sabiendo que deberían parar. Cuando el salón vació se por completo y restaban solamente ellos, cayeron al suelo contradiciendo todo el romance anterior. Y reían risas de puro regocijo, de pura alegría y gratificación. Reían hasta que sus abdominales les dolerán y fueran forzados a parar. Y, al final, entrelazaran los dedos de una mano izquierda con una derecha, y fueron juntos hasta la puerta de salida extrañando el caminar que no hacían había algún tiempo.
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